Carta a mi Padre

¡Cuando seas padre entenderás!Solía sentenciar mi padre para zanjar un desacuerdo aun cuando no había una “razón suficientemente fundada” para limitarme, condicionarme o incluso cuando sentía culpa por agredirme de una u otra forma. Como niño perdoné todo pero eso no quiere decir que olvidase nada, y hoy que soy Padre, por fin entiendo…

Carta a mi Padre.
¡Ya entendí papa! Tengo ganas de gritar allá donde te encuentres…

Para tener un hijo basta con estar más o menos saludable, encontrar una compañera, consciente o no, en las mismas condiciones y la vida se abre camino. Pero para ser Padre, hace falta algo más. Hoy que soy Padre entiendo la diferencia entre tener un hijo y ser Padre.

Para ser Papá resulta que tengo que vencer los programas inconscientes que tengo implantados en mi cabeza y que salen “solitos”, a decir verdad los noto porque a menudo es mi pareja la que me los refleja permitiéndome ahora cuestionarlos…

Ser un padre consciente implica ser un individuo más consciente (a ver como le hago…)
Ser padre implica afrontar mi vulnerabilidad, afrontar mi miedo y darme cuenta de que hoy tengo más miedo que nunca. Antes de que llegara Mateo, nunca me había preocupado que nadie dejase se respirar, o que tuviera demasiado frío, que le picara un alacrán o que se cayera, se ahogara o que… no voy a seguir por ahí.

Ser Padre implica también aprender: a renunciar, a ceder mi tiempo y mi espacio, a no dormir igual nunca más, vencer el miedo a no ser suficiente, o ser el buen proveedor de la familia tal como soñé; a que mi relación de pareja fracase y perderlo de vista siquiera unos días a la semana, por no hablar de las cosas que hay que empezar a hacer.

Ser Padre implica que mi punto de referencia para ordenar mi vida es Mateo y este pequeño ni se entera de ello, aunque si se entera porque estoy ahí para él y eso se nota. Hoy quiero ahorrar para el futuro, incluso hacerme un seguro de vida para que si yo falto él no tenga que perder también todo el tiempo que hoy pasa con su mamá como elegimos juntos Olga y yo. También quiero ser más inteligente para negociar con él, ser más paciente, tolerante, respetuoso, más generoso y cuidadoso del prójimo, me importa el mundo donde vivimos y quiero hasta mejorar la sociedad. Quiero leer más, y cuidar mi energía durante mi día para llegar con pila y poder jugar con Mateo.

Pareciera que solo yo soy el que entrega como Padre, pero no es así, pues lo que Mateo me da es maravilloso, tengo más energía para ser mejor, para aprender más, querer soñar en grande y jugar un juego más grande en mi trabajo, cuidarme más y me da el valor para defender esta familia a como de lugar.

Ahora, que soy Padre, es que me preocupa vivir más, porque esto de ser padre es un juego a vida o muerte, porque no puedo entregar menos que mi vida y estoy seguro que hasta la muerte, y más allá.

Este amor que crece cada día me hace sentir el hombre más afortunado del mundo y tan especial y único como cualquier Padre del mundo.
Quiero cuidar a su mamá para que juntos sigamos aprendiendo este misterio de ser Padres, afrontando un día a la vez y con todo el amor, este desafío elegido.

Ya entendí Papá, y hoy (si por fin) te doy las gracias por todo lo que alcanzaste a darme, desde tu nivel de conciencia y desde el tiempo que estuviste por este lado; gracias por lo que me enseñaste y desde la perspectiva que me enseñaste.

En honor a tu muerte estoy haciendo cosas muy lindas con mi vida Papá, gracias.

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