La Vocación Personal

La vocación es el llamado interno, es la imantación que se identifica o siente por un horizonte específico de posibilidades de realización.

“Nuestra realización se produce con el hacer consciente”.

Hay que decir que no se tiene una sola vocación, sino un horizonte vocacional. Y por supuesto existen variado horizontes vocacionales, por ejemplo: la ciencia, las humanidades, la religión, la comunicación, el ocio, la gastronomía, política, el emprendimiento, deporte, el arte, turismo y un sinfín de ámbitos.

Pero dentro de cada ámbito se puede profundizar mucho más, por ejemplo: alguien puede estar en el ámbito de la ciencia, pero esta persona puede estar conectada con la medicina, y dentro de la medicina, puede estar conectada con la veterinaria, y dentro de la veterinaria, puede estar abocada a la genética, y dentro de la genética puede estar abocada a la cría de toros de lidia, o a la recuperación de especies en peligro de extinción; Y experimentar ahí, la más plena realización personal a través del trabajo y de su vocación.

Pero para llegar a esa definición, la persona ha tenido que seguir una serie de impulsos de atracción y rechazo, de curiosidad, de experimentación, integrando la dimensión del “error” en este aprendizaje, y esto ha exigido valor y entrega.

Este llamado tiene que ver con el anhelo de plenitud, con el llamado interno que hay que escuchar para llegar a entregar un regalo personal al mundo. Esto va más allá de la mera ocupación.

Pero… ¿y mis compromisos?

A la hora de elegir los compromisos, en lo que en la esfera del trabajo y la vocación se refiere, podemos estar eligiendo conscientemente o de manera reactiva o condicionada.

La manera inconsciente es hacer compromisos educativos y después laborales, atendiendo a los condicionamientos socioculturales, por ejemplo: atender las demandas o consejos familiares que con “muy buena voluntad” nos trazan un plan o un proyecto aterrizado a su propia perspectiva de la vida, pero desgraciadamente, sin tomar en cuenta nuestros apetitos, ni anhelos incluso los talentos personales.

Paradójica y usualmente nosotros puede que tampoco tengamos claridad de lo que necesitamos o queremos en nuestra vida. Y ante esa incertidumbre se cuelan los consejos bienintencionados.

Quizás elegimos comprometernos, haciendo caso de amistades que saben cuál es “la carrera del momento”. Pero tomando en cuenta las experiencias ajenas, desde una información superficial y descontextualizada en donde nos “venden” o compramos “con prisa” una imagen poco realista de lo que necesitamos. Esto es como querer ponernos un traje a la medida confeccionado para otro “cuerpo” muy diferente al nuestro.

Quizás tenemos condicionamientos que tengan nuestra mermada autoestima, con pensamientos de dificultad para resolver la vida por uno mismo, con miedos heredados o aprendidos, pensamientos de escasez, de incapacidad, de falta de creatividad entre otros.

Entonces todo esto evitará que tomemos elecciones consciente solo reaccionarnos al miedo, a un autoconcepto disfuncional.

La manera consciente implica hacer un análisis profundo de los lados fuertes de la personalidad para entender qué es lo que tengo disponible para empezar a construir mi proyecto de vida. Le proyecto de vida se hace con 3 elementos:

Lo que sé + Lo que tengo + Lo que soy

= Lo que puedo hacer

A partir de ahí haré lo quiero hacer con mi vida…

Al analizar mi principio de realidad para ver qué puedo hacer con la situación actual y trazar la línea recta para hacerme cargo de mi propia realización personal. Siguiendo estos pasos fundamentales.

Paso Nº 1: Descubrir la vocación.

El siguiente paso después de evitar los condicionamientos en la medida de lo posible, es imprescindible encontrar espacios de investigación, de prueba, de texteo de las diferentes posibilidades; por que la vocación no sé inventa la vocación se descubre. 

En este descubrir vamos a encontrar lo que NO hemos sido llamados a hacer y desde luego esta búsqueda puede llevar años de nuestra vida, pero algo fundamental es no cesar la búsqueda de ese descubrimiento crucial, pues va a suponer el descubrimiento de la piedra angular de nuestra realización personal.

La vocación no sé inventa, sino que se descubre”.

Dr. A. Ruiz Soto.

En este descubrir vamos a encontrar desde luego lo que NO hemos sido llamados a hacer y es cierto que esta búsqueda puede llevar años en nuestra vida, pero algo fundamental es no cesar en la búsqueda de ese descubrimiento crucial, pues va a suponer el descubrimiento que va a marcar la piedra angular de nuestra realización personal por el resto de nuestra vida.

Nuestra vocación emergerá ante nosotros y a partir de nosotros, tras una acumulación de experiencias, unas con menos resonancia, con menos significado, y otras se mostrarán plenas de significado y realización.

El sentido de realización será nuestro compás para llegar a buen puerto.

Paso Nº 2: Asumir la vocación.

A continuación el paso siguiente es Asumir la vocación, lo que implica, asumir este cambio en el autoconcepto. Significa pasar de: “trabajo en un despacho de decoración a Soy Decorador de Interiores, o paisajista, camarógrafo, contador o arquitecto de vivienda sustentable, etc.

En ese momento es fundamental tener el valor de asumir esa vocación. Es todo un desafío de múltiples vertientes, por que asumir la vocación implica incertidumbre, confrontación con los ideales o ideas anquilosadas, cosas que te has creído sin cuestionar, supone desviarte de los condicionamientos socioculturales familiares, incluso plantear la reformulación de tu propio proyecto de vida que hoy no te tiene satisfecho.

Quizás hemos invertido tiempo, dinero, esfuerzo en una carrera, en una profesión hemos constituido una sociedad mercantil, o hecho una serie de compromisos que pudieran parecer inamovibles. Y para dar el siguiente paso que es la Implementación de esa vocación quizás haya que deshacer compromisos que hoy por hoy nos están alejando de llegar a sentir perfectamente realizado en nuestra vida.

Atención: Eso sí, siempre desde la prudencia, desde la reflexión, y en concordancia con el principio de realidad, pues no hay que olvidar que los compromisos hechos tienen un peso y deshacerlos un costo en ocasiones afectaciones importantes en el proyecto de vida otras personas. Esto es un llamado a la prudencia y la diligencia.

Por otro lado esta necesidad de reinvención y reconstrucción del proyecto de vida pudiera ser que genere incluso más temor abordar la reformulación todo esto, que afrontar el dolor de no haber sido una persona realizada y plena.

¿Estás dispuesta/o afrontar ese costo?

Cuando nuestra vida está conectada con nuestro propósito, con nuestra vocación, entonces estos costos son una gran inversión.

Adicionalmente existe otro costo que hay que ponderar que es el costo de no hacer nada, el costo del vacío. Piensa que como dice el aforismo:

“El que no arriesga nada está arriesgándolo todo”.

Paso Nº 3: Implementar esta vocación

La implementación de la vocación implica emplazar la conciencia de la situación y tomar acción deliberada, atendiendo a un plan estratégico que en ocasiones no se tiene porque armar en soledad.

El acompañamiento en estos procesos de implementación por parte de especialistas suele acortar la curva de aprendizaje.

En cualquier caso la transición a la implementación de ser atendiendo a las implicaciones del caso:

Tiempos, dinero, energía, riesgos personales directos e indirectos, así como afectaciones a terceros, sopesando también la complejidad, radicalidad, esto es que solucione o mejore de raíz, si es posible, con la mayor eficacia y armonía, buscando así soluciones adecuadas y conscientes.

La Vocación Universal del servicio.

Toda vocación implica entregar valor a los demás, toda vocación implica servicio y todas las vacaciones confluyen en la vocación universal del servicio.

Adicionalmente el fenómeno de la vocación suscita y llama a la relación, siendo esta más profunda y significativa con proveedores clientes socios y la comunidad. Y por supuesto la vocación reclamada relación de pareja, pues el estilo de vida acorde a la vocación implica tener una dinámica  diaria que de no comprender se puede suponer un escollo en la realización tanto de la vocación como en la persona.

No es raro encontrar así parejas de doctores que salen de una cena de amigos por una emergencia, o por un parto, así como parejas de artistas que viajan que se encuentran en hoteles, o parejas de maestros con ciclos escolares perfectamente definidos y marcados, parejas de servidores públicos que entienden la dinámica política y cíclica del puesto y los entresijos de esas profesiones…

En conclusión encontrar la vocación es un proceso vital que implica descubrir asumir implementar un nuevo autoconcepto; generando así una esfera de acción diferente con la que se espera un incremento de la calidad de vida en términos de satisfacción y plenitud.

Generalmente la productividad viene en consecuencia del ejercicio de una vocación bien implementada y la persona que ha encontrado su vocación desarrolla una particular visión que lo diferencia de su competencia, por su creatividad con la que recrea personalísimamente su hacer con pasión dedicación y entrega.

“La objetividad de la felicidad estriba en la capacidad de contemplación del placer que dimana de la realización de nuestra potencialidad”.

Semiología de la Vida Cotidiana

Si quieres sentir realización debes de dar salida a tu ser a través de aquellas actividades que te permitan desarrollarte y conocerte.

Y en definitiva al ponerle Amor a lo que haces sentirás sentido y propósito. El amor es la más alta frecuencia vibratoria que hace germinar los proyectos, las relaciones, y nos conecta con la totalidad, haciendo de nuestra vida un todo armónico orquestado desde eje de diamante: “la Vocación de servicio”.

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